Sempiterna hipotermia, pulmones negros.



No entiendo los latidos suministrados a palo con 0 ml de dopamina. A veces pienso que los abrigos de piel humana no me protegen de la sempiterna hipotermia, pero la gente sigue ahí… abrazándose…muriendo…solo que en los brazos de otra persona. 
Compartiendo hasta la ultima respiración de sus negros pulmones, contaminados por el humo de sus quemadas almas. Cansadas ya de luchar y perseguir una utopía vendida por la grandes multinacionales en enormes carteles pintados con la más falsa de las sonrisas, el narcisismo pintado a mano sobre un fondo con el color de la egolatría.
 La difuminación del fracaso sobre la fachada de la que no somos capazes de tirarnos. Incapaces de dar un paso hacia el vacio, de cerrar los ojos y dejarnos caer tras un conejo blanco a un país de locura que tal vez, y solo tal vez, este un poco mas cuerdo que mi frágil mente.
Porque el infierno no quemara tanto, y una vez muertos, no tendremos miedo a morir.

Xoel y Ignavi

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